Reflexiones sobre la planificación territorial de los centros de FP (y II)

Hace unos días planteamos una serie de reflexiones sobre la planificación de los centros de FP en la que iniciábamos un debate sobre cómo combinar criterios de especialización sectorial o territorial de los centros. Con estas reflexiones no pretendemos cerrar el debate y fijar una posición, al contrario: hacemos aportaciones para abrir el debate y poder pensar propuestas rigurosas para avanzar en la mejora de la planificación territorial de los centros y la oferta de FP.

El doble objetivo que caracteriza a la FP de atender las expectativas de los alumnos y las necesidades de cualificación de las empresas comporta una contradicción aparente sobre si especializar los centros por familias sectoriales o adaptarlos a las necesidades del territorio.

La especialización territorial presenta la ventaja de la concentración de recursos tanto tecnológicos como humanos especializados que facilitan una elevada calidad de la formación además de una estrecha relación con el sector económico correspondiente. Ésta es la estrategia que está siguiendo el Consorci d’Educació de Barcelona en su ciudad. El Instituto de los Alimentos de Mercabarna, el Instituto Hospital del Mar FP Sanitaria (antiguo Instituto Bonanova), el Instituto de Logística del Puerto de Barcelona, ​​el CIPF Tecnológica de Nou Barris, son buenos ejemplos de la potencialidad de este tipo de centros.

En el otro extremo, encontramos a los centros multisectoriales que ofrecen varias familias tanto de sectores industriales como de servicios que obedecen a un criterio de adaptación a las necesidades territoriales. Estos centros, si tienen un tamaño suficiente, pueden jugar un papel de referencia en el territorio, aunque abarque varios sectores. Sin embargo, las empresas no sólo necesitan personal cualificado de su especialización productiva, sinó también un amplio abanico de cualificación para sus diversos departamentos de servicios.

Combinar ambas lógicas no es sencillo, pero seguramente es posible establecer criterios que orienten la planificación territorial. He aquí algunos:

  1. En las ciudades grandes no tiene sentido que haya diferentes centros independientes con unas mismas especialidades o familias. El criterio sectorial debería prevalecer, y si las instalaciones del centro sectorial no permiten absorber el volumen de estudiantes que se necesitan en el sector, se pueden crear centros multisedes con delegaciones en otros centros o dependencias, pero bajo la coordinación y dirección del centro sectorial. Un claro ejemplo de este modelo es el sector sanitario en ciudades grandes.
  2. En las ciudades con más de un centro de FP, podrían especializarse por grandes grupos de familias. Por ejemplo, las industriales, las de atención a las personas, las de servicios en las empresas… El criterio no sería estrictamente de sector sino de grandes grupos profesionales. En las ciudades no tiene sentido aducir problemas de movilidad de estudiantes adolescentes o adultos.
  3. En las ciudades más pequeñas, la especialización sectorial no encaja. Es necesario seguir la lógica territorial, pero como centros dependientes de uno o varios centros sectoriales; de esta forma se podrá disfrutar de toda su capacidad técnica, organizativa y humana y no de forma fija sino flexible en el tiempo para no agotar la capacidad de absorción del tejido productivo de la zona. Las nuevas tecnologías permiten hoy mucha mayor flexibilización en la localización de los recursos.

Evidentemente, estos tres criterios no abarcan toda la casuística de centros derivada del binomio sector-territorio, pero entendemos que marcan una orientación general productiva para el fortalecimiento de la red de centros de FP y, al mismo tiempo, suponen un nuevo concepto de centro red multisedes, que avanza con cierta timidez en los centros públicos y que ya se está aplicando en algunos centros privados, concertados o no. Este tipo de centro es el que permitiría desplegar todas las funciones que se asignan a los centros de FP en la nueva ley 3/2022 de Ordenación e Integración de la FP, como impulsores de la innovación y el desarrollo territorial, especialmente en el caso de los centros integrados.

La adopción del régimen dual intensivo en toda la oferta de este nuevo tipo de centros facilitaría la combinación de los criterios de sectorialización y territorialidad por la participación de las empresas en el proceso de especialización.

Avanzar en este nuevo concepto de centro supone cambios importantes en la regulación actual de los centros, tanto en lo que se refiere a su autonomía organizativa y de gestión, como a la adjudicación del personal docente. Sin estos cambios, difícilmente los centros de FP podrán cumplir con sus funciones y nos tememos que la sensación de bloqueo actual se mantendrá.

Una vía para avanzar en los planteamientos que hacemos podría ser impulsar una prueba piloto con aquellos centros que ya se consideran centros integrados de FP con el objetivo de evaluar los resultados que obtienen y poder así avanzar en la concreción práctica de un modelo de centro integrado generalizable en el resto de centros. Si tenemos en cuenta que, por lo general, la pequeña muestra actual de centros integrados cuenta con unos equipos directivos potentes, ilusionados y capaces de liderazgo el cambio de modelo del centro, la vía de la prueba piloto permitiría avances considerables.

Oriol Homs, Francesc Colomé, Xavier Farriols y Josep Francí