Las profesiones del futuro: ¿qué sabemos?
Las profundas transformaciones tecnológicas y sociales que vivimos están impactando en la organización de los procesos productivos y de los servicios y, por tanto, en las competencias profesionales y personales que se requieren en el ejercicio de las diferentes profesiones.
Este hecho ha conducido a algunos expertos -con bastante eco en los medios de comunicación y las redes sociales- a predecir la desaparición de muchas profesiones y a asegurar que no conocemos la mayoría de las profesiones del futuro.
Pero a medida que se avanza en el despliegue de las nuevas tecnologías, las predicciones improvisadas a partir de la sorpresa inicial son matizadas por observaciones más esmeradas y realistas sobre lo que realmente acabará pasando. Recientemente, incluso el Banco Central Europeo –en su informe “New technologies and jobs in Europe”- destaca la falta de fundamento de la previsión de un efecto negativo de la Inteligencia Artificial (IA) sobre el empleo.
Lo mismo ha ocurrido con el pretendido efecto negativo de la robótica en la reducción de los puestos de trabajo. Lo que ya está sucediendo -y lo confirman los últimos estudios empíricos sobre los cambios en los perfiles profesionales en diferentes sectores en España- es la profunda transformación de los contenidos de las profesiones, que avanzan hacia una nueva hibridación y combinación de elementos que antes formaban parte de profesiones distintas. Ésta es una tendencia mucho más importante que la desaparición o creación de nuevas profesiones hoy desconocidas.
La gran mayoría de las profesiones del futuro serán las mismas profesiones conocidas hasta ahora, pero que se ejercerán de forma distinta. Algunas sí desaparecerán, si desaparece la tecnología sobre la que se estructuraban, y otras acabarán configurándose con una personalidad propia en torno a las nuevas tecnologías que se están desarrollando y que ya son bastante conocidas (robótica, IA, biotecnología, nanotecnología…).
El mapa futuro de las profesiones seguramente se parecerá más a una constelación de nodos profesionales interconectados entre sí, con una jerarquía de nodos más centrales y otros más periféricos, que en el ejercicio de su profesión tendrán que interactuar con otras profesiones con las que tendrán que compartir conocimientos y lenguajes en el seno de equipos pluridisciplinares.
Un ejemplo de esta evolución puede observarse en el ámbito de la realidad aumentada, en la que es necesario que colaboren profesionales de la informática, el diseño gráfico, la producción y edición de imagen y sonido… Todos ellos, para poder trabajar juntos, deben tener algunos conocimientos de otras profesiones, y no está claro que finalmente se consolide una nueva profesión que lo incluya todo, ya que la elevada complejidad de la tecnología hace necesaria una elevada especialización de las diferentes tecnologías que confluyen en la realidad aumentada.
Quizás sí que hará falta un especialista en realidad aumentada generalista, pero necesitará trabajar con un equipo altamente especializado en las demás profesiones. Lo mismo ocurre con la medicina con IA o robotizada, o la mecatrónica y la informática, o la carpintería automatizada… Nacen nuevas especializaciones y combinaciones a partir de las profesiones conocidas hoy en día.
La organización del trabajo basada en puestos de trabajo estandarizados y permanentes está dando paso a la organización basada en funciones más polivalentes e intercambiables, ya que parte de las actividades que antes realizaba el trabajador ahora están integradas en el proceso digitalizado o informatizado de la producción o del servicio. El papel del trabajador evoluciona hacia funciones de control, supervisión, programación, verificación, resolución de incidencias. La gestión digitalizada del proceso gana terreno en comparación con la realización directa de las labores productivas o del servicio.
Las nuevas tecnologías se caracterizan por un gran potencial de conectividad y de integración de diferentes tecnologías y procesos en el tiempo y en el espacio. Además, permiten, por primera vez, la estandarización de los procesos y al mismo tiempo la personalización de productos y servicios según las necesidades de cada usuario o cliente. Estas características se reflejan en las profesiones que evolucionan hacia una combinación e interacción entre ellas más que su sustitución por otras totalmente nuevas.
Todos estos cambios no son menores y comienzan a tener una influencia importante en la estructuración de la oferta formativa y en los métodos educativos para formar a las nuevas generaciones. Incidirán sobre todo en la necesidad de actualizar las competencias profesionales y personales de la mayoría de la población activa en el mercado de trabajo.
Su impacto en la formación de los nuevos profesionales plantea retos de gran alcance, no sólo en la actualización de los contenidos de los programas de formación, sino también en la organización de la oferta formativa, en las metodologías de los aprendizajes, en su planificación en el territorio, en la relación de los centros de formación y las empresas, en la propia organización de los centros formativos y en la actualización de los docentes. Retos suficientemente importantes para ponernos a trabajar intensamente.
Oriol Homs, Francesc Colomé, Xavier Farriols y Josep Francí
Publicada en la versión en catalán de Opina FP el día 12 de diciembre de 2023