El Informe Draghi y los problemas de los sistemas educativos (II)
Hace unos días publicábamos un artículo sobre las razones por las que el Informe “El futuro de la competitividad europea”, coloquialmente conocido como el Informe Draghi, atribuye, entre otros factores, la falta de competencias para la innovación que sufre la UE al deterioro de los sistemas educativos europeos. En ese primer artículo señalábamos lo que, a nuestro entender, es una virtud del Informe Draghi: resalta una serie de temáticas clave para el futuro de los sistemas educativos europeos y ayuda, por tanto, a centrar el debate correspondiente. En este segundo artículo seguimos en la misma línea: ni sacralizamos ni demonizamos el informe, simplemente lo utilizamos como pauta para la discusión.
En este artículo vamos a describir y analizar las causas tercera y cuarta por las que el informe considera que los sistemas educativos europeos dificultan la innovación: “la falta de apoyo adecuado a los jóvenes con talento en situación social desfavorecida que tiene importantes implicaciones en la innovación y el crecimiento” y “el rendimiento de los sistemas educativos que se ha ido deteriorando a lo largo del tiempo”.
Veremos que las causas descritas en el informe tienen una estrecha relación con lo que considera la falta de talento que sufre la UE comparativamente con otros países, como pueden ser USA o China. De hecho, en la cuarta causa, cuando habla de las pruebas PISA, se preocupa especialmente por la falta de resultados excelentes en el conjunto de la UE, comparado, sobre todo, con los resultados de los países asiáticos. En la cláusula tercera sostiene que este talento debe irse a buscar y promocionar en todos los estratos sociales y, especialmente, entre los más desfavorecidos, que es donde, comparativamente, se produce una “fuga” de talento más alta.
Tercera causa: La falta de apoyo adecuado a los jóvenes con talento en situación social desfavorecida tiene importantes implicaciones en la innovación y el crecimiento.
¿Què dice el Informe?
El Informe señala que, en USA, el dato sobre la probabilidad de ser un “inventor” cuando te conviertes en adulto es 10 veces mayor si formas parte del 1% con ingresos familiares más altos que si has nacido en la parte baja, es decir, en el 50% con ingresos familiares más bajos. Estos estudios se han realizado en Finlandia y dan resultados similares, lo que hace pensar, según el informe, que en Europa el apoyo a alumnos con talento y dificultades económicas sería un gran instrumento para aportar innovación y competitividad a la UE.
Análisis y comentarios
Volvemos a tener aquí un pequeño giro en la mirada sobre cuestiones educativas. El Informe lamenta la exclusión de los desfavorecidos, no por la injusticia social que representa, sino por la clara pérdida de potencial que puede comportar el excluir del sistema educativo un grueso importante de la población, entre la que seguro que se encuentran personas con talento.
Una de las políticas importantes para permitir el estudio de las personas con pocos recursos es la política de becas y ayudas al estudio. Podemos observar que, aparte de su insuficiencia, en España esta política viene inspirada sólo por un criterio asistencial que no alcanza ni el nivel de compensatorio, es decir, se desestima una de las virtualidades de las políticas de becas como es la de estimular y premiar el talento que sin ese estímulo tiene fuertes dificultades para aflorar. Ni que decir tiene que revertir esta tendencia debe ser una prioridad.
Cuarta causa: el rendimiento de los sistemas educativos se ha ido deteriorando a lo largo del tiempo.
¿Qué dice el Informe?
El informe sostiene esta afirmación basándose en los resultados recientes del informe PISA realizado por la OCDE. Ciertamente, más allá de los resultados pobres por la parte baja de las notas, que crecen en general, el informe pone el énfasis en la disminución progresiva de los porcentajes de estudiantes con alto nivel de competencias en Matemáticas, Lectoescritura y Ciencias, destacando que sólo un 8% de los resultados alcanzan un nivel alto en Matemáticas y sólo un 7% en Lectoescritura y Ciencias y se queja de que el diferencial con los países asiáticos sea cada vez más profundo.
Análisis y comentarios
Cabe decir que Cataluña no escapa a la situación descrita en el Informe. Ciertamente es preocupante, porque a pesar de ser una cuestión destacada muchas veces y que ha tenido bastante eco público, no se han puesto en marcha actuaciones ni iniciativas públicas tendentes a incrementar el número de estudiantes que sobresalgan en los ámbitos que acabamos de destacar. Sí que se han anunciado medidas para disminuir el número de alumnos que presenta bajos resultados -y está muy bien- pero no debe olvidarse la mejora por la «parte alta» de los resultados.
Está claro que el binomio equidad-excelencia que tanto se ha predicado en nuestro sistema educativo no se está alcanzando, ni en nuestro país ni en el conjunto de la UE, a pesar de que podamos encontrar excusas en los sucesivos baches que hemos sufrido los países de la UE: la crisis del 2008, la del COVID-19, la crisis de la guerra de Ucrania y la correspondiente crisis energética y, especialmente, la gran dificultad que representa para el sistema educativo la necesidad de acoger oleadas sucesivas de inmigrantes con bajos niveles de formación. Sin embargo, todo ello no debería justificar una pobreza de resultados de estas características y, en cualquier caso, debería estimular la búsqueda de soluciones y el incremento de fondos necesario para poder hacer frente a las dificultades añadidas con solvencia.
Hace unos meses, cuando se hizo público el informe PISA, decíamos en un artículo que este informe ha evidenciado lo que todos -docentes, inspectores, familias, alumnos, expertos y administraciones públicas- ya sabía: que nuestro sistema educativo tiene dificultades para estar a la altura de los nuevos tiempos, más diversos, más digitales y más exigentes. También decíamos que lo que resulta más desconcertante es el análisis de las razones por las que se han dado estos resultados. Aquí el espectáculo de la dispersión ha sido absoluto, con la percepción, preocupante, de que no existe un criterio más o menos consensuado que explique los resultados. Ciertamente, cuando no se conoce el origen del problema y su naturaleza es muy difícil ponerle soluciones.
Francesc Colomé, Xavier Farriols, Josep Francí y Oriol Homs