Buenas noticias (y la importancia del continente)
En su reunión del pasado 4 de marzo el Gobierno catalán aprobó un conjunto de medidas de impulso de la Formación Profesional (FP), entre las que destacan la ampliación de 7.583 plazas y un nuevo procedimiento de preinscripción y matrícula. La asignación de plazas terminará el 31 de julio, después de tres tandas de asignaciones. Se quiere así avanzar las decisiones sobre matrícula por parte de quienes hayan obtenido una plaza en la preinscripción. Es prematuro pronunciarse, pero debemos esperar a que el nuevo procedimiento -y las medidas complementarias que se han previsto- funcione porque mejorar la eficiencia de los accesos siempre es un factor positivo para cualquier sistema.
Con toda la importancia y la repercusión pública que tiene la adjudicación de plazas, nos permitimos afirmar que la ampliación de plazas tiene todavía una mayor importancia para el sistema de FP. La tiene, porque en un escenario de crecimiento de la demanda de plazas de FP hay que afianzar el liderazgo de la oferta pública de FP, no porque se trate de una confrontación entre oferta pública y oferta privada sino porque es necesario responder al aumento de la demanda con una oferta suficiente, accesible y estructuralmente estable.
Las 7.583 plazas de ampliación supondrán el incremento de 305 grupos, la incorporación de 490 docentes, 86 orientadoras y orientadores y 20 auxiliares administrativos. Destacamos que este aumento se hace con una visión amplia de los diferentes tipos de enseñanzas profesionalizadoras: desde los Programas de Formación e Inserción (PFI) hasta las Enseñanzas Artísticas, pasando por las enseñanzas deportivas y los tres grados de la FP.
En números absolutos, en el Grado Medio de FP es donde más crecen las plazas (3.097), seguido por los PFI (1.122), la FP de Grado Superior (1.050) y la FP de Grado Básico (980). En cuanto a la distribución por familias profesionales, la de Sanidad es la más dotada con 1.193 nuevas plazas, seguida a cierta distancia por la de Administración y Gestión (637), Actividades físicas y deportivas (543), Comercio y Marketing (509) e Informática y comunicaciones (507). Los incrementos registrados en estas 5 familias representan 3.389 nuevas plazas, es decir, un 44,7% del total.
Si entráramos en el detalle, habría más de una cuestión a plantear. De entrada, la dimensión de algunos incrementos -como las 543 plazas de Actividades Físicas y Deportivas- admite, al menos, algunos comentarios; también habría que conocer cuál es la distribución del importante aumento de PFI entre oferta pública y oferta privada. Sin embargo, tiempo habrá para discutir el detalle. Ahora, sin lugar a dudas, corresponde felicitarse por las medidas adoptadas, positivas e importantes. No haremos ahora lo que tantas veces hemos criticado: hablar de la FP siempre en tono negativo, incluso cuando las noticias son francamente positivas, como lo son las medidas adoptadas por el Gobierno catalán.
Además, el anuncio de estas medidas fue reforzado, unos días antes, por un acto-visita en el Instituto Esteve Terradas de Cornellà de Llobregat encabezado por el Presidente de la Generalitat, Salvador Illa. Acertada la elección del instituto, porque se trata de un centro que este año cumplirá los 50 años y que es un símbolo por su contribución decisiva al inicio y consolidación de la FP en la comarca del Baix Llobregat. Además, al tratarse de un acto de la Presidencia de la Generalitat, se aseguró una buena repercusión en los medios de comunicación. Un eco que, cabe decirlo, tuvo en la inmensa mayoría de los casos un tono muy positivo como corresponde, pero no siempre ocurre, al anuncio de buenas noticias.
Obviamente, la aplicación de las medidas anunciadas tiene un coste económico. Si todo lo que anuncia el Acuerdo de Gobierno es incremento, como realmente es, cabe preguntarse cómo lo hará el Gobierno en un escenario de presupuestos prorrogados. Imaginando que los responsables ya lo tendrán previsto, sólo habría dos posibilidades: la primera, la más deseable, es que hubiera un nuevo Presupuesto. Pero esto dependerá, como siempre, de los acuerdos a los que puedan llegar las fuerzas políticas representadas en el Parlamento.
La segunda opción sería un Decreto Ley de Fondos Extraordinarios que habilitara los fondos necesarios para la aplicación de estas medidas (y, obviamente, de todas aquellas que el Gobierno considere inaplazables). Después, el Parlamento debería convalidar las medidas contenidas en este Decreto Ley. Strictu sensu, pues, el Acuerdo de Gobierno no era del todo necesario -de hecho, ampliaciones como la propuesta se han hecho en el pasado sin necesidad de Acuerdos formales del Gobierno- pero imaginamos que se ha querido asegurar el resultado y adelantar ya ahora los informes y aprobaciones internas de la Administración pública para garantizar que, en uno u otro escenario del Presupuesto de la Generalitat, todo lo que estamos comentando será realidad.
Como el Acuerdo de Gobierno dice literalmente que «también se ha estudiado la viabilidad de los espacios y equipamientos de los centros» entendemos que se han hecho las previsiones necesarias para mejorar los equipamientos de los centros (lo que en la jerga de la administración se agrupa en el denominado Capítulo 6 del presupuesto). En cambio, parece mucho menos probable que haya fondos para reformar edificios de institutos o construir otros nuevos. Evidentemente, éstas serían inversiones a largo plazo y un anuncio como el realizado no era el marco adecuado. En cualquier caso, lo consideramos una necesidad muy evidente. Tratamos de explicarlo.
A pesar del crecimiento cuantitativo y cualitativo que la FP ha experimentado en Cataluña en las dos últimas décadas, en los centros públicos persisten algunos déficits estructurales que actúan como factores limitadores de la sostenibilidad de dicho crecimiento. Lo más importante, con diferencia, es la falta de infraestructura física: no nos referimos ahora a las carencias en los equipamientos didácticos -que también admitirían un tratamiento específico- sino a la disponibilidad de espacios, a los edificios que cobijan la actividad de los centros, a la piedra, vamos.
Los aumentos de oferta de los últimos años se han basado casi exclusivamente en la dotación de profesores. Evidentemente, es el factor indispensable de la formación, lo que la hace viable y, también, el mayor coste. Responde, además, a una especie de principio no escrito según el cual lo importante es empezar la actividad y esperar que, una vez crezca, llegue el envoltorio, el continente. Y esta idea contiene una parte notable de verdad, pero también comporta un riesgo: que la actividad continúe sine die en instalaciones precarias y, tarde o temprano, acabe muriendo por incapacidad de erigirse en referente para personas y empresas. No es una posibilidad hipotética: se ha dado más de un caso.
Aunque sea en ciclos más amplios -no es necesario que cada vez que se implanta un nuevo ciclo formativo se realice en instalaciones nuevas- es imprescindible que haya inversión en espacios adecuados para los centros públicos de FP. No ha ocurrido así en la última década: la falta de inversiones físicas se ha convertido en un lastre significativo para ampliaciones de oferta que puedan absorber, con la calidad exigible, un mayor volumen de demanda de formación.
Son urgentes partidas específicas para la construcción o reforma integral de edificios que acompañen al incremento de oferta y permitan ir creando referentes que mejoren la percepción social de la FP -que ya ha mejorado mucho en los últimos tiempos- y la consoliden en un nuevo nivel. Al igual que no imaginaríamos que una universidad destacase por su excelencia y lo hiciera en edificios caracterizables por su precariedad, tampoco es aceptable una FP que no disponga de edificios con una mínima capacidad de simbolizar su fuerza. Un ejemplo: para la población de la ciudad de Barcelona -y, por extensión, para muchas personas de su área metropolitana- la Escola del Treball es un símbolo destacado de la FP y lo ha sido durante más de un siglo, por mucho que haya atravesado una larga etapa negra durante la dictadura. Necesitamos más símbolos y, obviamente, generarlos con una frecuencia sensiblemente menor. No pedimos un nuevo movimiento Bauhaus reencarnado en arquitectura para la FP -que quede claro, tampoco nos opondríamos!!- pero sí la construcción o reforma de edificios que, desde un punto de vista arquitectónico y urbanístico, puedan proyectar la pujanza de la FP en toda Cataluña.
Evidentemente esto significa más dinero. Pero no es necesario invertirlos todos de repente y una planificación de inversiones en edificios para los centros públicos de FP está claramente al alcance del presupuesto de la Administración educativa. Hay que priorizar, eso sí, y cuando se puedan aprovechar oportunidades que, seguro, aparecerán. Como se presentó, por citar un ejemplo, en 2008 cuando el Departamento de Educación cerró los Servicios Territoriales de Barcelona Ciutat con motivo de la creación del Consorci d’Educació de Barcelona. Al edificio que hasta ese momento habían ocupado los Servicios Territoriales en la Avenida del Paral·lel de Barcelona se trasladó el Institut Obert de Cataluña (IOC), creado un par de años antes y que ocupaba unas instalaciones más que precarias -no se puede hablar propiamente de edificios- en unos terrenos adyacentes a lo que hoy són la Escola de les Aigües y el Instituto Teresa Pàmies, en la calle Sardenya de Barcelona -que, en su momento, habían sido cuarteles pertenecientes al Ministerio de Defensa. Este traslado proporcionó al IOC una sede digna desde la que proyectar su expansión.
Oportunidades análogas podrían surgir, por ejemplo, del retroceso del alumnado de Primaria. Se puede abrir la posibilidad de adaptar edificios como centros de FP en algunos casos con costes más reducidos (en casos en los que la reconversión no sea muy compleja). En cualquier caso, la cuadratura conceptual del círculo -consistente en sostener que la FP es muy importante limitando las inversiones al simple mantenimiento- no debería tener más recorrido. Lamentablemente, utilizamos el condicional con una prudencia elemental.
Hemos alcanzado el punto en el que la dotación de profesorado -que es, con mucha diferencia, el principal gasto de la FP- sigue siendo imprescindible pero ha dejado de ser suficiente. Es necesario un plan de choque para habilitar nuevos espacios y proporcionar equipamientos. Buenas noticias como las que anticipa el Acuerdo de Gobierno del 4 de marzo deberían ser un estímulo para un planteamiento mucho más ambicioso y cuya visión estratégica integrara en las ampliaciones de plazas aquellas inversiones que la FP hace tiempo que necesita y espera.
Josep Francí, Francesc Colomé, Xavier Farriols y Oriol Homs.