Aprendizaje en empresas: ¿alcanzamos los estándares internacionales?
Hace exactamente un año, la Conferencia General de la Organización Internacional del Trabajo, reunida en Ginebra para celebrar su 111a reunión, adoptó la Recomendación sobre los aprendizajes de calidad, 2023. Al igual que hacen todas las organizaciones de ámbito internacional, la recomendación utiliza el término anglófono “apprenticeship” que en catalán traducimos por aprendizaje que es un término bastante más polisémico, especialmente por su uso en los medios educativos y en el debate pedagógico. Nos referimos, en definitiva, al aprendizaje en el seno de la empresa en el marco de la formación inicial.
La Recomendación contiene seis capítulos, completados por un primer apartado de definiciones, alcance y medios de aplicación: marco regulador para aprendizajes de calidad; aprendizajes de calidad y, el último, cooperación internacional, regional y nacional para aprendizajes de calidad. Son 23 medidas -excluimos los puntos iniciales de definiciones- que, de hecho, acaban siendo. 86 porque muchas de ellas son paquetes que incluyen diversas medidas.
¿Vale la pena tener en cuenta estas recomendaciones y otras similares hechas por organismos internacionales? ¿Son útiles? Creemos que es positivo tener un marco internacional de referencia para cualquier sistema o actividad. Con un referente estructurado el análisis comparativo es posible y se pueden formular propuestas de mejora.
La Recomendación es exhaustiva y recoge con rigor los estándares exigibles en cada uno de los apartados en los que se divide. Es casi inevitable que así sea, porque una institución como la OIT no puede hacer una Recomendación que olvide factores que puedan ser clave en alguno de sus países miembros. Sin embargo, el riesgo es que sólo puedan seguir estos estándares países ricos que hayan apostado por tener sistemas de formación robustos y que el resto, la mayoría, al no poder alcanzar estos niveles de calidad opten por ignorar toda la recomendación, incluso aquellos aspectos que podrían ser incorporados sin esfuerzos destacables.
Sin embargo, puede ser un buen ejercicio analizar y comparar lo que internacionalmente resultaría aceptable con lo más habitual y frecuente en nuestro país. Si debemos dar una visión general, diríamos que por regla general Cataluña no sale maltrecha de una comparación sistemática entre los estándares de la OIT y la realidad de su sistema de formación práctica en empresas. Si entramos al detalle de cada medida, veremos que no destacamos, pero tampoco estamos para tirar la toalla, si bien en algunos aspectos haríamos bien en seguir la Recomendación, como por ejemplo en la cuestión del evaluación del sistema:
14. Los Miembros deberían tomar medidas para que las autoridades competentes den seguimiento y evalúen con regularidad los sistemas y programas de aprendizaje. Los resultados del seguimiento y de las evaluaciones deberían utilizarse para adaptar y mejorar los sistemas y programas en consecuencia.
El análisis atento del texto -adjunto- de la Recomendación, permitirá a lectoras y lectores profundizar en esta comparativa.
Josep Francí, Francesc Colomé, Xavier Farriols y Oriol Homs.
Publicado en la versión en catalán de Opina FP el día 18 de junio de 2024